![]() |
Mistress Roxy by Néstor Baltodano |
Asistiré.Le doy click al casillero que corresponde a asistir y me inscribo en la gala más denunciada de la mediocre ventura del BDSM argento. Una gala que devino en histórica, cuyo número trece auguró las denuncias cobardes que lograron anularla semanas atrás y que motivaron esta vez una masiva inscripción de asistentes pocas veces vista. Lo que se amenazó como drama terminó en La Divina Comedia del barrio de San Telmo como una deliciosa burla a la mediocridad dantesca, a la cobardía miserable de los comerciantes codiciosos que aspiran al monopolio de las reuniones BDSM y a la reiterada impronta anti Femdom de un grupito de fracasados; los que quieren ser pero no pueden, los que dicen que son pero nunca acaban siendo y de las que se regalan al peor postor por monedas mientras abominan de las Divas de descapotables, capelina y champagne que brillamos en este cielo de estrellas paganas.
Días antes, me había enamorado una vez más del arte de Jonas Akerlund viendo el nuevo video de Madonna, Ghost town. Me inspiré en ese vestuario, tan Zatanna, tan gótico. Supe que entre todas mis opciones fetish para esa noche, tenía con qué satisfacer mi fantasía zatanna - madonnesca. El puntapié final me lo dio ese duende del BDSM, Federico Lord Verlaine, al que no conocía en persona, cuando me envió un mensaje privado con un tono respetuoso y afectivo a la vez, Ahora que está limpio el lugar de esos, vas a venir, no? Los esos no son otra cosa que la troupe de patoteros y estropeadas que suele abundar en este ambiente. Consulté al mad de los locos, mi sumiso marido, el cheshirecat doméstico, que me respondió cual Lewis Carroll,desde su auténtico y ficticio dios felino:
Alice. ¿Qué camino debo tomar?
Gato. ¿Dónde quieres ir?
Alice. No lo sé.
Gato. Entonces, realmente no importa, ¿verdad?
Entonces voy. Listo. Click. Si se trata de la presencia, hay que confirmarla. Pues de esa forma no sólo respetas los cupos del anfitrión sino que no estás condicionando a nadie a llevarse la sorpresa de que esta tigresa estará recorriendo esos pastizales a la noche. La que avisa no traiciona.
El cheshirecat que sabe hacerse invisible me dijo: yo te llevo pero me quedo afuera. Yo sabía que esta carta me la jugaba sola desde el puro female powery así decidí llamar a otra mujer puma, a una bella y encorsetada villana sádica que sabe de cacerías en noches salvajes montada en sus pornobotas de vinilo negro. Mi amiga, la adorable Carol LadyLu. Iríamos en el mismo carruaje, junto a su galante sumiso Sergio García y entraríamos agazapadas, decididas y misteriosas (este último ítem lo agregó al describirnos la Señora Daniela Reeidus, otra bella alma presente en la reunión).
Divinamente ambientado, encuentro apenas entro la primera señal que esto va a estar bueno. Dos voluntarios me saludan y casi inmediatamente la veo a ella, la anfitriona, mi muñeca rubia en su impactante vestido negro, la dueña de esos ojazos, faroles verdes que le da el toque de distinción a toda reunión. Mi amiga Lola Hdp. Saludo a la guerrera de la katana, mi feroz amiga Marian Wild, Savage. Después de abrazarlas fundiéndonos en belleza, amistad y buena leche, enfilamos por una pradera rebosante de cebras, ciervos y otros herbívoros que se atropellaban entre ellos en su intento de ponerse de pie ante el paso de las Damas Felinas.
Allí estaba el Lord, al quien nunca había visto personalmente en este hábitat. Guapetón de traje y corbata hasta la piel, perfume de puma y vino encantador. Sonrisa de Bettie, verborrágico, mujeriego y amable hasta mis botas. Su historia, sus viajes, su ciencia, su don de gentes lo avalaban y lo hacían Dior en el medio de la pasarela. Me enamoré, se enamoró.
Disfruté de un sorteo y de una perfomance en un sótano. Me dejé fotografiar posando para mis amigas. Esa foto adorna esta columna, disfrútenla. Me autopresenté a las criaturas que más me interesaban, tuve las charlas que yo decidí tener, con gentes que yo decidí saludar y besé a quienes se me antojó besar. Conversé sobre algunas de mis columnas de este blog, que tanto me representa, mientras saboreaba las bebidas que un atento esclavo nos obsequió a Carol y a Mí. Compartí experiencias sado, femdom, lésbicas, humanas.
Las horas pasaron y llegó la hora de enfundarme en mi capa y mi galera londinenses y emprender mi camino a casa. Mi cheshirecat ya me esperaba, fiel en la puerta. No perdí ningún zapatito de cristal, mi noche es de botas altísimas. No me buscó ningún príncipe, mi hombre es mi chofer esclavo. Yo no nací para Cenicienta. No sé si volveré, creo que sí. Pero recordaré esa noche que me marcó como una de las tantas noches soñadas para las que sabemos valorarlas. Para las que anduvimos de castillo en sótano, de poledance a sillón de reservado, de cena elegante a gang bang; operagloves y medias corridas, encorsetadas y desnudas.
Esa noche no fue una noche más. El trece esta vez fue buena suerte. Las cartas estuvieron más cachondas que nunca. Esta tigresa le recordó al Lord, fan como ella del buen rugby, lo que Agustín Pichot, el capitán de los Pumas, le dijo a sus huestes aquella noche del histórico triunfo sobre Francia en París. Hicimos historia, es cierto, pero esto recién comienza. Pues si a pesar que para el Femdom argentino fue sólo un pequeño paso, necesitábamos de esa noche para quizás, empezar a hacer Historia.